Editorial – Edición 131

Brujula

“Calla en sus calles Cerrito, entre las luces difusas. Un cielo plomizo y duro le pinta colores grises.
Imperioso el campanario, irrumpe a los cuatro vientos. Alarmando a los feligreses, que soplan nubes de aliento”..
Con estas breves palabras, Horacio Blanc en su poesía “Tarde de sábado en la plaza”, describe delicadamente esas tardes otoñales de Cerrito, en esas horas que sus habitantes duermen la siesta y otros se preparan para celebrar el rito religioso en la parroquia frente a la plaza.
Es una melodía de un Cerrito que permanece quieto y silencioso, como cuando los inmigrantes llegaron a estas tierras repletas de arbustos, flores y tierras frescas para ser cultivadas.
Es ese sentimiento de soledad entre tanta gente el que caracteriza a esta ciudad que en estemes de abril, cumple sus primeros 125 años de fundación.
Esa paz que recorren los días, esas tardes quietas con mates en el frente de la casa, es el Cerrito que durante cientos de años vivió implacable y promocionó hacia el exterior, atrayendo a nuevas familias de otras urbes mas complejas y ruidosas de la rutina.
Ese Cerrito esta quedando cada dia mas en nuestro imaginario que en nuestra realidad. Esa confianza de vecinos, que conocen nuestras costumbres y horarios de a poco nos va volviendo presas de los buitres que las grandes ciudades han criado.
En estos meses en que la localidad ha sufrido hechos delictivos y atentados a las personas, se nos vienen a la mente aquellos años en que dejábamos nuestros hogares sin protección ni seguridad especial y sin demasiados miedos salíamos a viajar.
Con los años, sobre todo estos últimos, Cerrito se ha contagiado de esas enfermedades sociales que atacan de a poco y enferman. Drogas, robos, violencia, maltrato, estafas y peleas… todo por quedarnos pensando en aquellos buenos recuerdos donde la camaradería y la amistad forjaban el crecimiento de la ciudad.
Sin comenzar a ser egoístas, sin dejar de tender la mano a quienes tenemos a nuestro alrededor, podemos comenzar a cuidarnos un poco mas y analizar la ciudad que estamos construyendo entre todos.
No es solo obligación de un gobierno la constitución, crecimiento e integración de una comunidad, es tarea de los vecinos, de los habitantes que apostamos a una vida digna y saludable en una población.
Que esa característica tan noble que tenemos como cerritenses no se diluya por el avance de las enfermedades sociales, dependerá de todos. No nos quedemos en el recuerdo solamente y actuemos para continuar con una comunidad sana y con ciudadanos felices.
Que estos 125 años nos llenen de alegría y hermandad para continuar con la tarea que nuestros antepasados nos legaron. Vivir y luchar por un futuro mejor.

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